Persiste en México estigma contra ‘niños genio’

México, DF.
El talento no se limita a la edad, dice Dafne Almazán, quien se convirtió en psicóloga.
El genio y talento no se delimitan a la edad, sino a la capacidad y a las ganas “de comerse al mundo”, y lo pueden asegurar jóvenes como Dafne Almazán Anaya, quien a sus 13 años de edad se convirtió en la psicóloga titulada más joven del mundo.
Al igual que muchos jóvenes que hoy comienzan a destacar con el apoyo del Centro de Atención al Talento (Cedat) y a instituciones como TEC Milenio, Almazán Anaya se atrevió a romper paradigmas para iniciar una nueva era que incluya a los “niños genio”.
Nerviosa ante las cámaras de televisión y fotográficas de por lo menos 14 medios de comunicación, señal de que tiene 13 años, Dafne toma valor y manifiesta su intención de hacer “programas de estudios pedagógicos para que los niños quieran más el saber”.
Tengo muchos agradecimientos y reconocimientos: a mis padres y mi familia, a las autoridades de Tec-Milenio, por la calidad académica y humana de sus profesores que me alentaron y no me consideraron “rara avis”, menos bicho raro, sino sólo sobredotada”.
En México todavía hoy se sufre el estigma de un modelo educativo en donde al niño talento se le ve mal diagnosticado y se le somete a tratamientos bajo la idea de tener “déficit de atención” u otro desorden psicológico.
El doctor Asdrubal Almazán, padre de la joven talentosa, destacó precisamente el problema que representa para muchos menores, cuyos talentos se pierden por no identificar a tiempo todo su potencial.
Los niños sobredotados, dijo, existen y por estadística está referido que representan tres por ciento de la población, “pero se requieren muchos factores para que un niño exprese una sobrecapacidad”.
En ese sentido, el también director general del Centro de Atención al Talento (Cedat), advirtió que son los padres el primer elemento que puede ayudar a identificar e impulsarlos.
Desde luego, aclaró, no se trata de niños que haya que someter para que permanezcan estudiando todo el tiempo, ya que son normales que juegan, viven y se divierten con los de su edad, la única diferencia es que tienen un ritmo diferente de aprender.
Al respecto, Dafne asegura que ha disfrutado de su infancia y ahora comienza a vivir la experiencia de su adolescencia de manera normal, ya que la única diferencia es que al momento de estudiar lo hacía en momentos y a un ritmo diferente.
De esta manera, ingresó a la primaria a los seis años, como cualquier niña, pero por su capacidad de aprendizaje la cursó en un año, y luego la secundaria en dos años, para finalmente pasar por preparatoria y universidad hasta titularse de psicóloga.