Washington, dc
El presidente de EU aseguró que hubiera faltado a su deber si no hubiese autorizado el ataque.
La modesta mezquita Dar Al-Hijrah, a pocos kilómetros de la Casa Blanca, es el punto de encuentro de musulmanes de la zona de Washington y el púlpito desde el que el imán Anwar al Awlaki clamó contra el ataque del 11S antes de convertirse en el terrorista estadounidense más buscado
El pasado jueves, el presidente Barack Obama dijo, en un discurso sobre su política de seguridad nacional, que habría faltado a su deber si no “hubiese autorizado el ataque que lo eliminó” en 2011.
Los dirigentes de Dar Al-Hijrah en Falls Church (Virginia) no quieren hablar del pasado del centro vinculado a Awlaki, un ciudadano nacido en Nuevo México y de orígenes yemeníes. Prefieren pasar página, subrayando el papel de la mezquita, con 30 años de historia, como parte de una comunidad integrada en los alrededores de Washington.
Estadounidenses y, sobre todo, inmigrantes acuden al mismo haram (sala de oración), donde el imán Awlaki dijo, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, dijo que “el hecho de que EU haya administrado la muerte de más de un millón de civiles en Irak y apoyado la muerte de miles de palestinos, no justifica la muerte ni de un solo estadounidense en Nueva York o Washington”.
Awlaki llegó a dirigir la oración para los musulmanes en Capitol Hill antes de abandonar EU rumbo a Londres en 2002, donde comenzaría su radicalización.
El giro que tomó la vida de este musulmán educado en Estados Unidos y con un inglés perfecto, de una familia moderada y cuyo padre fue ministro en Yemen, es aún un misterio para muchos, pero lo cierto es que, durante la guerra del entonces presidente George W. Bush contra el terrorismo, se radicalizó hasta convertirse en un operativo de Al Qaeda.
Precisamente, su dominio del inglés y su carisma lo convirtieron en un gran peligro para EU desde 2004, cuando regresó a Yemen y comenzó su vida en la sombra grabando y subiendo a internet sermones que animaban a matar estadounidenses.
La tecnología de aviones no tripulados o “drones” fue finalmente la que consiguió matar a Awlaki, aunque ya en mayo de ese año, con aviones tripulados y un grupo de operaciones especiales, falló en dar muerte al ya señalado como uno de los líderes de Al Qaeda en la Península Arábiga.