NUEVA YORK
Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, podría agarrar un cable eléctrico para estrangular a su abogado o partir por la mitad algún CD con información judicial para usarlo como arma.
Eso es lo que el gobierno estadunidense asegura podría ocurrir si se cambian las condiciones en las que habitualmente el capo mexicano se reúne con sus defensores.
Los fiscales en el caso de Guzmán aseguran que cualquier precaución es poca y que permitir que “El Chapo” se reúna cara a cara con sus abogados sin un vidrio de separación entre ambos, tal y como piden los defensores del narcotraficante, es peligroso.
“Debido a que el acusado enfrenta una sentencia de cadena perpetua hay una preocupación significativa a que recurra a la violencia con respecto a sus abogados y personal de la Oficina de Prisiones para lograr su liberación”, señalaron los fiscales Bridget Rohde y Arthur Wyatt en un documento divulgado en la base de datos electrónica del sistema judicial estadunidense.
Guzmán, considerado el líder del cártel del Pacífico, fue extraditado en enero a Estados Unidos desde México para que responda a las acusaciones de que dirigía una red de narcotráfico internacional y multimillonaria responsable de homicidios y secuestros. Se espera que su juicio comience a mediados del año que viene.
Sus abogados, Michael Schneider y Michelle Gerlent, se quejan desde hace semanas de que la separación mediante un cristal en una sala de la cárcel neoyorquina donde se encuentra Guzmán les obstruye la comunicación y repaso de las pruebas del caso.