RÍO DE JANEIRO
El mayor golpe contra la corrupción policial de la historia de Río de Janeiro destapó ayer una alianza entre agentes y narcotraficantes que movía cifras millonarias e incluía la venta de armas a la mayor organización criminal de la ciudad.
El operativo, en el que participaron 600 policías civiles desde la madrugada de ayer para detener a cerca de 200 personas —entre policías militares y narcos—, volvió a poner sobre la mesa el grave problema de la corrupción de las fuerzas de seguridad en uno de los estados brasileños más castigados por la violencia, con una media de 15 tiroteos diarios.
Bautizada como “Calabar”, en alusión al mayor traidor de la historia de Brasil, la investigación comenzó con la delación de uno de los implicados, que ahora se encuentra bajo un programa de protección de testigos.
Según la investigación, los policías corruptos recibían al mes alrededor de 330 mil dólares a cambio de evitar operaciones en más de 40 favelas de la zona y proteger los transportes de droga.
Las entregas se realizaban semanalmente y en ocasiones el dinero se lanzaba durante la noche por las ventanas del destacamento policial, según consta en la investigación.