Enger inició su carrera delictiva a los 19 años, con una serie de robos de arte y joyas que culminaron en el audaz hurto de "El Grito". En 1988, escaló una ventana del Museo Munch en Oslo para robar la pintura "Amor y dolor". Pero su acto más notorio ocurrió el 12 de febrero de 1994, coincidiendo con la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer.
En un atraco de apenas 50 segundos, registrado por una cámara de seguridad, dos ladrones subieron una escalera, rompieron una ventana y se llevaron la icónica pintura valorada en al menos 55 millones de dólares. Dejaron una postal burlona que decía: “Gracias por la falta de seguridad”.
El robo capturó la atención mundial y convirtió a Enger en una celebridad instantánea en Noruega, protagonizando documentales y una serie de televisión internacional sobre su vida, incluido el documental de 2023 “El hombre que robó el grito”.
La pintura fue recuperada intacta tras la confesión de Enger, quien reveló que la había escondido en un compartimento secreto en una mesa de la sala de estar de su casa familiar. A pesar de sus repetidas condenas por robo de arte y otros delitos, incluyendo drogas, Enger mantuvo la atención de los medios durante décadas.
Tina Wulf, jefa de prensa del club de fútbol Vålerenga Fotball, donde Enger jugó en su juventud, confirmó su fallecimiento. Wulf informó a The Associated Press que Enger murió el sábado por la noche, aunque no proporcionó detalles sobre las circunstancias de su muerte. El periódico noruego Dagbladet, citando fuentes familiares, reportó que Enger murió en Oslo.
La vida de Pål Enger, llena de audacia y controversia, dejó una marca imborrable en la cultura noruega y en la historia del arte. Su fallecimiento marca el final de una era para uno de los criminales más famosos de Noruega.