Durante un encuentro con votantes hispanos indecisos, Donald Trump manifestó su deseo de atraer a más trabajadores al país, pero recalcó que deben ingresar legalmente. "Queremos trabajadores y queremos que entren, pero tienen que entrar legalmente. Tienen que amar a nuestro país. Tienen que amarte, amar a nuestra gente", afirmó.
El exmandatario se dirigió a un granjero preocupado por la falta de mano de obra, asegurando que, en caso de volver a la Casa Blanca, implementaría un sistema para regular la entrada de trabajadores. "El problema con esta administración es que ha perdido totalmente el control. Muchos de los empleos que usted y otras personas tienen están siendo ocupados por estas personas que están llegando, y la población afroamericana y la población hispana en particular están perdiendo empleos ahora porque millones de personas están llegando, pero también están entrando en gran cantidad, saliendo, de instituciones mentales", enfatizó.
Trump volvió a tocar un tema central de su discurso durante su campaña: la deportación masiva de inmigrantes ilegales. "Sus cárceles están llegando a nuestro país, desde Venezuela, pero no solo desde Sudamérica, sino desde todo el mundo. Nadie quiere eso. Y eso no incluye a los terroristas. Necesitamos que vengan a nuestro país personas excelentes. Y vamos a lograr que la gente pueda entrar a nuestro país legalmente", reafirmó.
El plan de Trump, como parte de su depuración de inmigrantes, incluye la deportación masiva de quienes no logren acreditar su estancia en el país, sin importar el tiempo que hayan permanecido, ya sea trabajando o no.
La propuesta de Trump, que busca unificar a todos los inmigrantes ilegales en una misma categoría, ha generado polémica en el país. Sus palabras sobre la entrada legal de trabajadores, pero la deportación masiva de quienes no acrediten su estancia, plantean una dicotomía que ha encendido el debate sobre la inmigración en Estados Unidos.