Un hombre, buscando materiales reciclables, encontró en 1994 una bolsa que ocultaba un secreto oscuro: un bebé recién nacido, sin vida. Los investigadores de la época determinaron que el pequeño había nacido vivo y falleció días después. Sin embargo, la causa de su muerte y la identidad de su madre permanecieron como un misterio.
El paso del tiempo no opacó el deseo de justicia. La tecnología, que avanza a pasos agigantados, se ha convertido en una poderosa aliada para los investigadores. El Departamento del Alguacil de Monterey reabrió el caso el año pasado, utilizando las últimas técnicas de análisis de ADN para buscar la verdad. La investigación condujo a Pamela Ferreyra, de 60 años, quien ahora enfrenta la acusación de asesinato.
El caso, reabierto en 2023, ha sido asignado al Grupo de Trabajo de Casos Sin Resolver de la Oficina del Fiscal de Distrito del condado de Monterey. Este equipo ha logrado obtener nuevas pruebas de ADN, que finalmente han permitido vincular a Ferreyra con la muerte del pequeño. Las autoridades no han revelado la causa exacta del deceso del bebé, pero este hallazgo ha abierto una nueva puerta hacia la justicia.
Ferreyra fue arrestada y trasladada a la cárcel del condado de Monterey. La fianza se fijó en un millón de dólares. Mientras la justicia sigue su curso, el caso sirve como un recordatorio de que, aún después de décadas, los crímenes no quedan impunes. La tecnología, el trabajo incansable de los investigadores y la búsqueda de la verdad han permitido, después de 30 años, dar un paso hacia la resolución de un caso que marcó para siempre la tranquilidad de una pequeña comunidad.