Si bien la neumonía es una enfermedad común, especialmente en niños pequeños, la neumonía por micoplasma se está convirtiendo en un tema de interés, principalmente por su impacto en niños de 2 a 4 años que nacieron durante la pandemia de COVID-19.
En Estados Unidos, los hospitales están reportando un incremento notable en la cantidad de niños que ingresan a la sala de urgencias con esta bacteria, Mycoplasma pneumoniae, que es la responsable de la neumonía por micoplasma.
¿Por qué esta bacteria está resurgiendo?
Los expertos apuntan a una serie de factores, incluyendo la disminución de la exposición a otros patógenos durante el confinamiento por COVID-19, lo que podría haber afectado la inmunidad de los niños a esta bacteria.
¿Cómo afecta a los niños?
La neumonía por micoplasma puede causar tos persistente, fiebre fluctuante, fatiga y dificultad para respirar, algunos casos incluso llegan a mostrar manchas blancas en los pulmones, razón por la que se le conoce como "neumonía de pulmón blanco".
¿Cómo se trata?
La neumonía por micoplasma se trata con antibióticos, como la azitromicina. Es crucial que los padres estén atentos a los síntomas y consulten a su médico si su hijo presenta alguno de estos síntomas.
¿Cómo se puede prevenir?
Las medidas generales para prevenir la neumonía, como el lavado de manos frecuente, cubrirse la boca al toser o estornudar y evitar el contacto con personas enfermas, pueden ser útiles para prevenir la neumonía por micoplasma.
Aunque este repunte de la neumonía por micoplasma ha causado alarma, es importante recordar que los médicos están preparados para diagnosticar y tratar la infección de manera efectiva. La información y la comunicación con los padres son claves para una detección temprana y una recuperación exitosa.