El SeaQuest de Fort Worth, Texas, cerró sus puertas esta semana tras una serie de acusaciones de negligencia animal. La noticia ha causado revuelo entre los amantes de los animales y ha puesto en tela de juicio las prácticas del acuario
Aunque SeaQuest no se ha pronunciado oficialmente sobre el cierre, PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) no ha perdido tiempo en celebrar la clausura del acuario, calificándola como el fin de un "legado de miseria y muerte".
¿Qué fue lo que desencadenó este cierre?
Según tres denunciantes que presentaron información a PETA, el SeaQuest de Fort Worth tenía graves problemas con la atención a sus animales. Hablaban de hacinamiento, temperaturas inadecuadas del agua y maltrato generalizado, incluyendo la muerte de dos tiburones nodriza, Ícaro y Aquiles, que probablemente perecieron por desnutrición debido al estrés de vivir en un tanque demasiado pequeño.
La situación se tornó aún más grave cuando se descubrió que decenas de animales marinos murieron asfixiados durante su traslado desde la sede original de SeaQuest en Littleton, Colorado. Estos animales habrían sido transportados en bolsas de plástico, una práctica considerada altamente peligrosa para las especies marinas.
Las denuncias llegaron a oídos del fiscal de distrito del condado de Tarrant y fueron remitidas a la policía de Fort Worth, quienes después de una investigación preliminar, decidieron que el caso debía ser escalado a autoridades federales, dado que los acuarios y zoológicos están bajo la jurisdicción del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA).
El cierre de SeaQuest Fort Worth ha generado un debate sobre la ética de mantener animales marinos en cautiverio, abriendo la puerta a una mayor investigación sobre las condiciones de vida en otros acuarios del país.