Según informes de la Unidad de Guardacosta de Túnez, nueve migrantes han perdido la vida en un naufragio frente a las costas del país. El incidente ocurrió después de que las autoridades recibieran una alerta urgente sobre una embarcación averiada que se estaba hundiendo en el Mediterráneo.
En un operativo realizado bajo condiciones climáticas adversas, 27 personas fueron rescatadas y recibieron primeros auxilios antes de ser trasladadas al puerto para recibir atención médica adicional. Entre los rescatados se encontraban, según informó el portavoz de la Fiscalía en los tribunales de Monastir y Mahdia, Farid Ben Jaha.
La embarcación había partido de la ciudad de Jebiniana, en Sfax, y se hundió frente a la costa de Chebba, en Mahdia. Las autoridades continúan la búsqueda de varias personas que aún se encuentran desaparecidas tras el naufragio.
Este trágico incidente se suma a la larga lista de peligros que enfrentan los migrantes que intentan cruzar el Mediterráneo en busca de una vida mejor en Europa. La ruta del Mediterráneo Central, que parte del norte de África hacia Europa, es una de las más peligrosas del mundo.
Desde principios de año, 949 personas han muerto o desaparecido en esta ruta, según datos de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR). A pesar de los esfuerzos por controlar la migración, las llegadas a Italia han disminuido un 60% en comparación con el año pasado.
En julio de 2023, la Unión Europea firmó un memorando de estabilidad financiera y control migratorio con Túnez, en un intento por gestionar mejor los flujos migratorios. Sin embargo, Libia ha vuelto a ser el principal punto de partida de esta ruta migratoria, con 37,667 personas saliendo de sus costas en lo que va del año.
De las más de 60,400 personas que han alcanzado Italia este año, una gran parte ha partido desde Libia. Este fenómeno migratorio sigue siendo un desafío para las autoridades europeas, que buscan equilibrar la seguridad fronteriza con el respeto a los derechos humanos de los migrantes.