El muro fronterizo de Trump: ¿Seguridad o impacto ambiental y humano?

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, prometiendo la culminación de su controvertido muro fronterizo, ha reavivado pasiones encontradas. Mientras algunos lo ven como la solución definitiva a la inmigración ilegal y el narcotráfico, otros lo perciben como una amenaza ecológica y una violación de los derechos humanos.
John Ladd, un ranchero de Arizona, representa la postura a favor del muro. Para él, “bajo la primera administración Trump vimos cómo la gente dejó de cruzar, el muro funciona porque permite a los agentes concentrarse en lugares donde se requiere y no ser choferes y cuidadores de migrantes como lo fueron bajo Biden”. Su testimonio refleja la creencia de muchos en la eficacia de la barrera para controlar el flujo migratorio.
Sin embargo, esta perspectiva contrasta fuertemente con la de Isabel García, directora de la Coalición de los Derechos Humanos en Arizona. Para ella, el muro fue un “rotundo fracaso”, una construcción que no solo no detuvo el flujo migratorio, sino que además causó tragedias humanas: “Vimos cómo gente inclusive ha muerto cuando caen del muro fronterizo, otros quedan gravemente heridos”.
El costo económico de la obra también es un punto crucial. Se estima que los 689 kilómetros construidos durante el primer mandato de Trump costaron alrededor de 15 mil millones de dólares. Erick Meza, coordinador en la frontera del grupo Sierra Club, lo califica como un gasto “ridículo” y cuestiona la legalidad del proceso de construcción, denunciando impactos devastadores sobre el medio ambiente.
La construcción no fue homogénea. En Arizona, donde la mayoría de las tierras fronterizas son federales, se construyeron aproximadamente 363 kilómetros. En Texas, la situación fue diferente. Solo se construyeron 88 kilómetros, principalmente en la región del Río Grande, debido a la resistencia de propietarios privados de tierras. Tricia Cortez, miembro de la Coalición No Al Muro Fronterizo, recuerda las batallas legales para impedir la expropiación de terrenos: “Logramos evitar varias expropiaciones, otros casos fueron desestimados bajo la Administración Biden”.
Las preocupaciones ambientales son significativas. Meza señala el daño a la vida silvestre, detallando cómo la estructura del muro afecta el movimiento de animales como venados, jabalíes, y especies en peligro de extinción como el borrego cimarrón, el oso negro, el jaguar y el lobo mexicano. “El reducido espacio que existe entre un poste y otro… no permite que ciertos animales puedan cruzar”, afirma. A esto se suman los daños causados por las lluvias a los cimientos del muro, debido a la falta de estudios adecuados.
La reciente decisión de un juez en Texas que prohíbe la venta de materiales del muro por parte del gobierno de Biden añade otra capa de complejidad a esta situación. El futuro de la construcción, y su impacto en la vida de miles de personas y el ecosistema fronterizo, permanece incierto.