Un estudio reciente de UCLA Health, publicado en JAMA Neurology, arroja luz sobre una conexión alarmante: la relación entre las olas de calor y la exacerbación de enfermedades cerebrales degenerativas. El Dr. Indu Subramanian, neurólogo líder en la investigación, destaca la creciente amenaza que representa el cambio climático para pacientes con enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y otras demencias.
El estudio revela datos preocupantes. Se encontró que por cada grado Fahrenheit por encima de los 93 grados (aproximadamente 34 grados Celsius), las muertes y hospitalizaciones relacionadas con el Parkinson aumentaron más de un 10%. “Esas muertes se pueden prevenir, y los médicos pueden marcar la diferencia,” afirma el Dr. Subramanian.
Pero ¿por qué son tan vulnerables estas personas al calor? La respuesta radica en la propia naturaleza de estas enfermedades. El Parkinson, por ejemplo, afecta la regulación automática del cuerpo, incrementando el riesgo de deshidratación, accidentes cerebrovasculares y desvanecimientos. Además, muchas de estas enfermedades interfieren con la capacidad de sudar, dificultando la termorregulación. Complicando aún más la situación, algunos medicamentos utilizados para tratar estas enfermedades pueden interferir con la capacidad del cuerpo para enfriarse.
Un factor crucial, según el Dr. Subramanian, es el aislamiento social. Muchos pacientes con estas enfermedades tienen un contacto limitado con el exterior, lo que los hace menos conscientes del riesgo y dificulta la intervención oportuna. “Me sorprendió la cantidad de pacientes que nos ven… como su único punto de contacto con el mundo fuera de su casa,” comenta el Dr. Subramanian, subrayando la necesidad de una atención más integral que incluya la evaluación del entorno social del paciente.
El estudio propone soluciones como la telemedicina, una herramienta clave para el monitoreo regular de pacientes en riesgo, permitiéndoles a los médicos asegurar que se están tomando las medidas necesarias para protegerse del calor. La información sobre medidas preventivas y la creación de redes de apoyo se vuelven cruciales en esta lucha contra el calor extremo y sus consecuencias devastadoras para las personas con enfermedades neurodegenerativas.
El año 2024 se perfila como el más caluroso registrado, lo que intensifica la urgencia de abordar este problema. La investigación de UCLA Health resalta la importancia de la prevención y la atención integral para estos pacientes, instando a médicos y familiares a tomar conciencia y actuar.