El anuncio, a través de la plataforma Truth Social, fue directo y contundente. Cuatro nombres resonaron como el preludio de una purga mayor: José Andrés, del Consejo Presidencial de Deportes, Aptitud Física y Nutrición; el General Mark Milley, del Consejo Asesor Nacional de Infraestructura; Brian Hook, del Wilson Center for Scholars; y Keisha Lance Bottoms, del Consejo de Exportación Presidencial. "¡ESTÁN DESPEDIDOS!", sentenció el Presidente en su publicación.
El despido del General Milley, en particular, ha generado revuelo. Fuentes aseguran que esta decisión se produce a pesar de la protección que el expresidente Biden le había otorgado en sus últimos momentos en el cargo. Trump, sin embargo, ha expresado públicamente su opinión contraria, afirmando que Milley merece un castigo mayor.
Pero la situación trasciende a estos cuatro nombres. Se reporta que el equipo de transición de Trump ha solicitado la renuncia de más de una docena de diplomáticos de carrera, una acción sin precedentes que remodela la cúpula del Departamento de Estado. Informes indican que la mayoría de los funcionarios a nivel de subsecretario y secretario adjunto han sido afectados, dejando a la institución sin sus dos principales capas de personal de carrera.
Entre los afectados se encuentra John Bass, subsecretario interino de Asuntos Políticos, una figura clave con amplia influencia en regiones cruciales como Asia, Europa y el Medio Oriente. Su salida, confirmada por The Washington Post, es solo un ejemplo de la magnitud de los cambios.
Esta acción radical se alinea con la promesa reiterada de Trump de "limpiar el estado profundo", eliminando a los burócratas que considera obstáculos para su visión de "Hacer a América Grande Otra Vez". La designación de Lisa Kenna, figura cercana a Trump, para reemplazar a Bass, refleja la apuesta por la lealtad sobre la experiencia.
El panorama genera controversia. Mientras algunos acusan a Trump de provocar una fuga de cerebros en el Departamento de Estado, sus partidarios argumentan que estas medidas son necesarias para alinear la política exterior con los intereses nacionales. La situación deja un futuro incierto para muchos diplomáticos veteranos y plantea interrogantes sobre el rumbo de la política exterior estadounidense.
Otros diplomáticos de alto perfil como Geoffrey Pyatt, embajador en Grecia con más de tres décadas de experiencia, y Daniel Kritenbrink, experto en Asia, también han presentado su renuncia. Mientras tanto, el nombramiento de figuras como Tim Lenderking y Joel Rayburn, ambos veteranos de la administración Trump, refuerza la estrategia de consolidación de poder.