La protagonista inesperada de esta historia es la rata noruega, Rattus norvegicus, la cual, aunque resistente, se ve afectada por las bajas temperaturas que han llegado a -7 grados Celsius. Kathleen Corradi, nombrada “zar de las ratas” por la ciudad, explica que este clima extremo está "estresando a las ratas, metiéndolas en sus madrigueras". Este fenómeno, a pesar de ser preocupante para los roedores, ofrece una oportunidad para la ciudad.
Según Corradi, la disminución de la actividad de las ratas debido al frío permite una estrategia de control más efectiva. La falta de actividad, combinada con una menor disponibilidad de alimento – ya que las personas salen menos a la calle, dejando menos desechos- produce un estrés significativo en la población de ratas, incluso afectando su reproducción, considerada por Corradi como su "superpoder". Estas criaturas, que pueden reproducirse múltiples veces al año, ven reducida su capacidad reproductiva en condiciones de bajas temperaturas.
Jason Munshi-South, profesor de ecología de la Universidad de Drexel, coincide en que el frío impacta a la población de ratas. Si bien las ratas que se encuentran en lugares protegidos como el metro o las alcantarillas sobreviven mejor, aquellas que no encuentran refugio pueden morir congeladas, particularmente las que están enfermas o debilitadas. "Los inviernos duros mantendrán la población de ratas a un nivel más bajo si tenemos períodos de frío y congelamiento sostenidos", afirma Munshi-South.
La situación permite a la administración del alcalde Eric Adams, quien incluso ha lidiado con ratas en su propia casa, avanzar en su lucha contra esta plaga. Su enfoque, que incluye a Corradi como directora de mitigación de roedores y la implementación de la "contenedorización" de basura, busca reducir de forma significativa la población de roedores en la ciudad, aprovechando las circunstancias climáticas actuales.
Aunque no hay cifras oficiales, la gran cantidad de ratas en Nueva York es un hecho indiscutible. El impacto del frío extremo, sin duda, está creando una dinámica inusual en la batalla centenaria entre la ciudad y sus habitantes roedores, abriendo un espacio para estrategias de control más efectivas.