El foco se centra en 18F, una división tecnológica dentro de la Administración de Servicios Generales (GSA). Este grupo, conocido por su trabajo en proyectos como el programa de declaración de impuestos directa del IRS, apoyado por la senadora Elizabeth Warren, ha sido objeto de una reestructuración radical.
Según reportes, Elon Musk, a través de su influencia en el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), ha ordenado la disolución de 18F. Esta decisión, anunciada en X, ha provocado una ola de reacciones, dividiendo opiniones entre quienes ven en la medida una necesaria optimización del gasto público y quienes la califican como un ataque ideológico contra equipos de trabajo progresistas.
La controversia no se limita a la desaparición de 18F. Se ha revelado que la revisión de la estructura de la GSA, liderada por el aliado de Musk, Michael Peters, ha incluido la eliminación de un "bot de inclusión" que monitoreaban los mensajes internos para detectar lenguaje considerado "racista". Este hecho ha encendido el debate sobre la libertad de expresión en el ámbito laboral y el uso de la tecnología para vigilar la cultura interna de las instituciones.
La GSA, responsable de la gestión de propiedades y contratos federales, solicitaba un presupuesto de aproximadamente $655 millones para el año fiscal 2025. Su futuro, en medio de las políticas de eficiencia impulsadas por Musk, permanece incierto.
Mientras tanto, el Secretario de Estado, Marco Rubio, ha asumido el cargo de director interino de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), tras el anuncio de una reorganización bajo la supervisión del Departamento de Estado. Este movimiento se enmarca en la misma búsqueda de eficiencia y reducción de gastos impulsada por la actual administración.
La Casa Blanca, por su parte, ha defendido las medidas tomadas, destacando el compromiso con la reducción de costos para los contribuyentes. La situación plantea interrogantes sobre el futuro del sector tecnológico gubernamental y el equilibrio entre eficiencia y la posible pérdida de proyectos de innovación social.