Las rutinas diarias, la siembra y la cosecha, se ven interrumpidas por el eco de las explosiones, dejando tras de sí un rastro de dolor y destrucción. El lunes, un nuevo capítulo de esta trágica historia se escribió con letras de sangre. La explosión de un coche bomba en las afueras de la ciudad dejó un saldo desolador: al menos 15 civiles fallecidos, entre ellos 14 mujeres y un hombre, según el reporte de los Cascos Blancos, grupo de rescate de la oposición siria. Más de una docena de personas resultaron heridas, algunas de ellas en estado crítico. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, por su parte, elevó la cifra de víctimas mortales a 18 mujeres y un hombre.
Este hecho, lamentablemente, no es un evento aislado. Según Munir Mustafa, subdirector de los Cascos Blancos, se trata del séptimo atentado con coche bomba en Manbij en poco más de un mes. “Los continuos ataques en áreas civiles sirias…dificultan las actividades agrícolas y educativas, y empeoran las condiciones de vida en Siria,” declaró Mustafa, reflejando la profunda crisis humanitaria que azota la región.
La situación se agrava aún más por la persistente tensión entre diferentes facciones en la zona. Manbij se encuentra en el ojo del huracán del conflicto sirio, atrapada entre las fuerzas respaldadas por Turquía (Ejército Nacional Sirio - ENS) y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), coalición liderada por kurdos y apoyada por Estados Unidos. Este enfrentamiento, que se recrudece desde noviembre, ha generado una serie de ofensivas que han resultado en la captura de varios enclaves en el norte de Siria, a pesar de los intentos de Washington por mediar.
El conflicto entre el ENS y las FDS se complica aún más por las vinculaciones de las Unidades de Protección Popular (YPG), la principal facción de las FDS, con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo considerado terrorista por Turquía y Estados Unidos. Esta compleja red de alianzas y conflictos, heredada de más de una década de guerra, mantiene a Siria en un estado de fragilidad permanente, con consecuencias devastadoras para su población.
Un atentado similar, ocurrido el sábado anterior, dejó un saldo de cuatro civiles muertos y nueve heridos, según la agencia estatal de noticias SANA. La escalada de violencia plantea serias dudas sobre el futuro de la recuperación económica y la estabilidad de la región, dejando un panorama incierto y lleno de desafíos para los habitantes de Manbij y para el país en su conjunto.