El jueves por la tarde, un Cessna Caravan de Bering Air, con matrícula aún no revelada por las autoridades, desapareció del radar. A bordo, nueve pasajeros y un piloto se dirigían de Unalakleet a Nome, un viaje rutinario en una zona donde la aviación es esencial para conectar comunidades dispersas.
La aeronave, según el director de operaciones de Bering Air, David Olson, “partió de Unalakleet a las 14:37 horas y perdimos contacto menos de una hora después, a unas 12 millas de la costa.” Esta cercanía al litoral añade una capa de complejidad a las labores de búsqueda y rescate.
Unalakleet, una localidad de aproximadamente 690 habitantes, se encuentra a unos 240 kilómetros al sureste de Nome, y a unos 640 kilómetros al noroeste de Anchorage. Las condiciones meteorológicas en el momento del despegue, según el Servicio Meteorológico Nacional, eran adversas: -8.3°C, nevadas ligeras y niebla. Estos factores dificultan significativamente la búsqueda.
Las labores de búsqueda y rescate involucran a diferentes entidades. El Departamento de Bomberos Voluntarios de Nome coordina equipos terrestres que recorren la costa, desde Nome hasta Topkok. Sin embargo, “la búsqueda aérea está actualmente limitada debido al clima y la visibilidad”, según un comunicado oficial. La Guardia Costera estadounidense, la Guardia Nacional y soldados también participan en la operación.
La situación se complica por la lejanía de las poblaciones y la dependencia de la aviación en estas zonas remotas de Alaska. Bering Air, con operaciones en Nome, Kotzebue y Unalakleet, opera vuelos en la región, a menudo la única opción de transporte para muchos residentes.
La identidad de los pasajeros aún no ha sido revelada públicamente, mientras la búsqueda continúa a lo largo de la costa, un vasto territorio azotado por el viento y el frío del Ártico. La incertidumbre persiste, a la espera de nuevas actualizaciones de las autoridades.