Hablamos de un lienzo que trasciende la contemplación estética para convertirse en un enigma histórico. El foco de atención: una pintura de Rafael, Santa María Magdalena, datada alrededor de 1503. Pintado cuando el "artista supremo del alto renacimiento italiano", como lo define Sotheby's, apenas contaba con 20 años, el cuadro representa a María Magdalena con una serenidad impactante, vestida con un atuendo único: un vestido tejido con su propio cabello, un símbolo de penitencia y rechazo al mundo material. El fondo, decorado con motivos geométricos de inspiración arabizante, completa la atmósfera contemplativa.
Pero la verdadera sorpresa reside en el reverso de la tabla. Allí, junto a un redondel con una oración mariana —“Que la Virgen María nos bendiga con su santa descendencia”—, se encuentra la clave: una huella dactilar del mismísimo Rafael. Este descubrimiento no solo tiene un valor histórico inmenso, al ofrecer una pieza tangible del artista, sino que además arroja luz sobre su técnica pictórica. Se sabe que Rafael utilizaba sus dedos para secar la pintura húmeda, un detalle que esta huella confirma de manera irrefutable.
La procedencia de la obra es igualmente fascinante. Comenzó en la colección del historiador de arte Raimond van Marle en Perugia, para luego pasar a manos del conde Alessandro Contini Bonacossi en 1955. Su viaje continúa con la adquisición por parte del marchante estadounidense Spencer A. Samuels en 1973, quien la trasladó a Nueva York. Tras un paso por diferentes colecciones privadas y una venta en Christie's en 2000, la obra llega finalmente a Sotheby’s, donde este viernes se espera que alcance un precio entre 2 y 3 millones de dólares.
Más allá de su valor económico, la huella dactilar en el reverso convierte esta Santa María Magdalena en un objeto excepcional, una conexión tangible con uno de los gigantes del Renacimiento, ofreciendo una perspectiva única sobre su vida y su proceso creativo. El legado de Rafael, por tanto, se extiende más allá del lienzo, dejando una marca, literalmente, en la historia del arte.