Terremoto de 5.0 grados sacude el oeste de Texas
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El epicentro, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, se ubicó cerca de la frontera entre los condados de Culberson y Reeves, a unas 33 millas al noroeste de Toyah, Texas. Se trató de un sismo de 5.0 grados, un evento que resonó a más de 150 millas de distancia, alcanzando ciudades del oeste de Texas e incluso partes del este de Nuevo México. Este terremoto, el sexto más potente en la historia del estado, causó sorpresa y preocupación, aunque afortunadamente, no se reportaron víctimas ni daños materiales significativos. En cuestión de minutos, tres réplicas menores recordaron la inestabilidad geológica de la zona.
La rapidez con la que el Servicio Meteorológico Nacional de El Paso utilizó X (antes Twitter) para preguntar a la población si habían sentido el temblor, ilustra la preocupación generada por este evento. Pero para los sismólogos, el terremoto no fue una sorpresa aislada. Es el tercero de magnitud similar en Texas en los últimos seis meses, una tendencia que despierta interrogantes sobre el futuro.
Según información del Texas Tribune y el periodista Pavan Acharya, la actividad sísmica en el oeste de Texas ha aumentado considerablemente en los últimos años. El principal sospechoso, según numerosos científicos, es el fracking. Esta técnica de fracturación hidráulica, utilizada para extraer petróleo y gas, implica inyectar agua a alta presión en el subsuelo. Este proceso, según los expertos, incrementa la presión en las fallas geológicas, lo que puede desencadenar terremotos.
La cuenca Pérmica, la zona petrolera más productiva de Texas, ha visto un incremento significativo de sismos desde el año 2000, coincidiendo con la expansión del fracking. La Comisión de Ferrocarriles de Texas, reguladora de la industria petrolera, reporta más de 20 pozos de inyección profunda en la zona afectada, aunque la cifra ha disminuido con respecto a 2022. Tras el terremoto más grande en tres décadas en Texas (noviembre de 2022), la comisión amplió las áreas donde se pueden restringir las inyecciones y solicitó a las empresas reducir el volumen de agua bombeada al subsuleo. Sin embargo, la actividad sísmica persiste.
La pregunta sobre la relación entre el fracking y los terremotos en la región sigue abierta, dejando a la población con la incertidumbre de lo que el futuro geológico de Texas podría deparar.