Trump promete cero aranceles a empresas que se trasladen a Estados Unidos

El anuncio del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, efecto que comenzó este martes, no ha pasado desapercibido. La medida, justificada por la Casa Blanca como necesaria para combatir el tráfico de fentanilo y reforzar la seguridad fronteriza, ha generado una fuerte respuesta.
"Si las empresas se mudan a Estados Unidos ¡¡¡No hay aranceles!!!", fue el contundente mensaje de Trump en su cuenta de TruthSocial, una declaración que intenta mitigar el impacto de sus políticas proteccionistas, ofreciendo un incentivo a la inversión nacional.
La respuesta de México no se ha hecho esperar. La presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado medidas de represalia, tanto arancelarias como no arancelarias, detallando que ofrecerá más información en una audiencia pública en la Plaza del Zócalo este domingo. La "desafortunada decisión" del gobierno estadounidense, según Sheinbaum, abre un nuevo frente en la disputa comercial.
Canadá, por su parte, a través de su primer ministro Justin Trudeau, ha confirmado que implementará aranceles de represalia, enfatizando que "Canadá no dejará que esta decisión injustificada quede sin respuesta".
China, no se queda atrás. Además de la imposición de aranceles adicionales de hasta el 15% a productos agrícolas estadounidenses, como el pollo, el cerdo y la soja, a partir del 10 de marzo; Pekín ha tomado otras medidas, incluyendo la suspensión de la importación de troncos de Estados Unidos y la descalificación de tres empresas estadounidenses como exportadoras de soja. El Ministerio de Comercio chino ha presentado una queja ante la Organización Mundial del Comercio, argumentando que las medidas de Estados Unidos "violan gravemente las normas y socavan las bases de la cooperación económica y comercial". Se ha llegado incluso a recurrir a la "lista de entidades no fiables" para sancionar a diez empresas estadounidenses.
La situación se presenta compleja, con una serie de medidas de represalia que intensifican la guerra comercial entre las principales potencias mundiales. El impacto en la economía global y en las cadenas de suministro aún está por verse. El escenario está definido, las consecuencias, por determinar.