Historia del Feminismo: Un recorrido por sus olas y figuras clave

Aunque la organización formal del feminismo emerge con la Revolución Francesa, figuras como Guillermina de Bohemia, en el siglo VIII, con su propuesta de una iglesia exclusivamente femenina, o Christine de Pizan, con su obra La ciudad de las damas (1405), un alegato contra la misoginia, anticiparon la lucha por la igualdad de género. Es importante destacar que, si bien sus acciones fueron pioneras, no formaban parte de un movimiento colectivo organizado como lo harían las feministas posteriores.
La primera ola feminista, estrechamente ligada a la Ilustración y la Revolución Francesa, tuvo como figura clave a Olympe de Gouges. Su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791), que reclamaba la igualdad civil entre hombres y mujeres, le costó la vida. Paralelamente, Mary Wollstonecraft, con su Vindicación de los Derechos de la Mujer, argumentó que las diferencias de género eran producto de la cultura, no de la naturaleza, abogando por una educación igualitaria. La respuesta del poder fue contundente: exclusión política, prohibición de reuniones y encarcelamientos.
La segunda ola, conocida como el sufragismo, floreció en Estados Unidos y Reino Unido a mediados del siglo XIX. Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott organizaron la Convención de Seneca Falls (1848), aprobando la Declaración de Seneca Falls, un primer programa político feminista que reclamaba la igualdad civil, incluido el derecho al voto. En Inglaterra, Emily Davies y Elizabeth Garret Anderson impulsaron la Ladies Petition, una petición masiva por el sufragio femenino que, pese a ser rechazada, marcó un hito. El liderazgo de Emmeline Pankhurst y el uso de tácticas radicales, como huelgas de hambre y sabotajes, caracterizaron esta época. Figuras como Sojourner Truth, una esclava negra, y Flora Tristán, una socialista, visibilizaron las interseccionalidades del género con la raza y la clase.
La tercera ola, posterior a la Segunda Guerra Mundial, estuvo marcada por las obras de Betty Friedan (La mística de la feminidad, 1963) y Simone de Beauvoir (El segundo sexo, 1949). Friedan abordó el “problema que no tiene nombre”, la insatisfacción de las mujeres en el rol doméstico, mientras que Beauvoir desafió las bases biológicas de los roles de género, sentenciando: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Esta ola vio el surgimiento del feminismo liberal y radical, así como la influencia de la teoría queer y el antirracismo en las publicaciones como Ms. Magazine, fundada por Gloria Steinem y Dorothy Pitman Hughes.
El siglo XXI nos sitúa en la cuarta ola, donde la violencia de género, la brecha salarial y los techos de cristal son temas centrales, evidenciados por movimientos como el #MeToo y las masivas manifestaciones del 8 de marzo. La lucha por la igualdad sigue vigente; el camino aún es largo.