Ataque al Jaffar Express: 190 pasajeros liberados en Pakistán

El martes, la tranquilidad del viaje en el Jaffar Express se vio interrumpida cerca de un túnel, a 90 kilómetros de Machh. El tren, que cubría la ruta de Quetta a Peshawar – un recorrido de más de 30 horas – se convirtió en el epicentro de un operativo de rescate de proporciones extraordinarias. No se trataba de un simple incidente; se trató de una acción coordinada del Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA), un grupo separatista que opera en la región.
“Alrededor de las 13:30 hora local, hubo una explosión y luego comenzaron los disparos. Vi a cuatro o cinco atacantes; también tenían vehículos”, relató Muhammed Zulfiqar, uno de los pasajeros que lograron ser liberados, describiendo el comienzo de la pesadilla. Otros pasajeros, algunos prefiriendo el anonimato, narraron cómo los insurgentes revisaron meticulosamente las identificaciones, buscando, al parecer, miembros de las fuerzas de seguridad. “Dispararon a dos militares delante de mí y se llevaron a otros cuatro”, confesó un testigo conmocionado.
Las cifras oficiales son todavía inciertas. Fuentes confidenciales mencionaron inicialmente el secuestro de más de 400 pasajeros, incluyendo más de cien miembros de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, el número preciso de rehenes sigue siendo un dato incierto. Lo que sí se confirmó es la liberación de 190 pasajeros, gracias a una intensa operación del ejército. "El lugar donde fue secuestrado el tren está ahora bajo control de las fuerzas de seguridad", afirmaron fuentes militares.
El BLA, para justificar sus acciones, exigió la liberación de "presos políticos baluchis, desaparecidos y activistas de la resistencia nacional", estableciendo un ultimátum de 48 horas. Amenazaron con ejecutar rehenes si el ejército intervenía, agravando la situación. La discrepancia en los reportes de bajas entre el ejército y el BLA, con números que oscilan entre los 27 y 30 muertos, respectivamente, añade más incertidumbre a un panorama ya complejo.
Como medida precautoria, partió un tren de socorro desde Quetta, llevando no solo provisiones de emergencia, sino también 194 ataúdes vacíos. Un detalle escalofriante que refleja la gravedad de la situación y la incertidumbre sobre el destino de los rehenes restantes. La previsión de la peor eventualidad, aunque lamentable, resulta un testimonio de la cruda realidad que enfrenta la población.
Mientras la situación se mantiene tensa, la región de Baluchistán espera con impaciencia noticias sobre los pasajeros que aún permanecen en manos de los insurgentes. La falta de información precisa y la dificultad de acceso a la zona complican aún más la tarea de comprender la magnitud del incidente y sus consecuencias a largo plazo.