Incertidumbre migratoria: familias latinas en Estados Unidos ante la amenaza de deportación

Marisela y Mario, una pareja guatemalteca, vivían ese peso con especial intensidad. Habían llegado a Estados Unidos hace casi dos décadas, pero su estatus migratorio seguía siendo irregular. La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales, con sus promesas de deportaciones masivas, había intensificado su ansiedad. Sus hijos, ciudadanos estadounidenses por nacimiento, eran su mayor preocupación.
“Si los deportan, ¿qué va a pasar con mi hermanito y conmigo? ¿Me voy a quedar sola a cargo de él?”, la angustia de su hija adolescente los llevó a buscar asesoramiento legal. No esperaban encontrar soluciones inmediatas para su situación migratoria, pero sí una herramienta crucial: el plan de preparación familiar.
Cuatro meses después, Marisela explica con calma el proceso: “Armamos una carpeta con documentos, y ya no mando a mi hijo a la escuela sin una copia del pasaporte en la mochila o un contacto de emergencia”. Este plan, cada vez más común entre familias con miembros indocumentados, implica afrontar decisiones difíciles y conversaciones incómodas, pero minimiza el caos en caso de una deportación.
Según Kristina Lovato, directora del Centro de Inmigración y Bienestar Infantil (CICW) de la Universidad de California, Berkeley, las redadas migratorias durante el primer mandato de Trump dejaron secuelas devastadoras en muchas familias latinas: inseguridad económica, problemas de acceso a vivienda y salud, trauma, ansiedad y depresión. La nueva administración de Trump intensifica la situación, aumentando el riesgo de deportación para millones.
En Estados Unidos existen más de seis millones de hogares con situaciones migratorias mixtas; al menos 5,9 millones de niños tienen uno o ambos padres indocumentados. A esto se suma la amenaza a programas como DACA y TPS, que protegen a cientos de miles de menores. El panorama, admite Lovato, es “drásticamente” peor que antes.
¿Qué implica un plan de preparación familiar? Expertos como el Centro de Recursos Legales para Inmigrantes (ILRC) recomiendan varias acciones:
A pesar de la incertidumbre, la respuesta comunitaria es notable. Organizaciones, escuelas e iglesias ofrecen talleres "Conoce tus derechos", distribuyen la "tarjeta roja" (con derechos constitucionales en 19 idiomas) y promueven patrullas comunitarias para monitorear las redadas. La necesidad de preparación y planificación familiar ha crecido exponencialmente.
Para Marisela y Mario, la prioridad es evitar que sus hijos queden bajo custodia estatal. Han firmado una declaración jurada de autorización de cuidador y evalúan una tutoría legal. Su historia, aunque personal, refleja la realidad de miles de familias en Estados Unidos, enfrentando un futuro incierto con la determinación de proteger a sus seres queridos.