Sentencia a salvadoreño por agresión a agente fronterizo en Texas

El pasado miércoles, la justicia estadounidense dictó sentencia en el caso de Oscar Adilio Sánchez-Rivera, un joven salvadoreño de 21 años. Si bien el nombre podría pasar desapercibido, la historia tras él es contundente. Sánchez-Rivera fue sentenciado a 36 meses de prisión federal, una condena que, además de la privación de la libertad, incluye su posterior deportación a El Salvador.
El incidente que originó esta condena tuvo lugar en noviembre de 2024 en Rio Grande City. Durante una inspección migratoria rutinaria por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), Sánchez-Rivera, tras revelar su estatus migratorio irregular, reaccionó de manera violenta. Según el reporte oficial, el joven agredió a una agente de la CBP, golpeándola en el rostro y causándole una fractura en el dedo anular. Tras la agresión, escapó corriendo, aunque fue rápidamente aprehendido por otros oficiales.
El 4 de marzo, Sánchez-Rivera se declaró culpable del cargo de asalto ante el juez Drew B. Tipton, quien posteriormente dictó la sentencia. El fiscal federal Nicholas J. Ganjei se refirió al caso como un ejemplo claro de las consecuencias de la violencia contra los agentes de la ley. “Nuestros oficiales arriesgan sus vidas cada día para proteger las fronteras,” declaró la jefa Gloria Chavez, del Sector del Valle del Río Grande, resaltando la gravedad del acto.
Este caso no es una isla. El mismo día de la sentencia a Sánchez-Rivera, la CBP reportó otras acciones relevantes en la zona:
Dos días antes de la sentencia a Sánchez-Rivera, otro operativo en Ysleta, El Paso, culminó con la confiscación de 9.1 kilogramos de cocaína en circunstancias similares, demostrando la frecuencia de este tipo de operativos en la región. Ambos casos involucran el uso de tecnología no intrusiva y el trabajo coordinado de agentes entrenados, como lo destacó Arnie Gómez, jefe del puerto de Ysleta.