El eco de las balas aún resonaba en las calles, y la seguridad de la población se convertía en la principal prioridad. En este contexto de inestabilidad, las universidades de Sinaloa se vieron en la necesidad de tomar decisiones cruciales.
La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y la Universidad Autónoma de Occidente (UAO) se unieron al coro de instituciones que optaron por la modalidad virtual como medida preventiva. La UAS, con su amplio alcance en toda la entidad, declaró la suspensión de clases presenciales en todos sus niveles, mientras que la UAO, con presencia en Culiacán, se limitó a la capital del estado, con el fin de salvaguardar la integridad de sus estudiantes.
La decisión de las universidades contrasta con el llamado del gobierno estatal, quien, a pesar de la situación, instó a la reanudación de las clases en todos los niveles educativos. Esta disparidad refleja la complejidad del panorama actual, donde la seguridad personal se convierte en un factor determinante para la toma de decisiones en la educación.
La suspensión de las clases presenciales en las universidades abre un debate sobre la flexibilidad y la capacidad de adaptación del sistema educativo ante situaciones de crisis. Mientras tanto, la comunidad universitaria de Sinaloa, en medio de la incertidumbre, espera el regreso a la normalidad, con la esperanza de que la seguridad prevalezca y la educación no se vea afectada.