En Monterrey, la psicóloga Lyann Pérez Betancourt ha destacado la influencia de las experiencias navideñas en el desarrollo emocional infantil, especialmente en la creación de "esperanza e ilusión". Pero, ¿qué ocurre cuando la alegría se ve opacada por la pena?
La terapeuta Edgardo Plata, experto en procesos de duelo, ha abordado el llamado "Síndrome de la silla vacía", un fenómeno que describe la dificultad emocional que surge al confrontar la ausencia de un familiar en las celebraciones navideñas. "Uno como terapeuta recomienda un espacio, no físico, sino un espacio emocional en la fiesta. Fotos, recuerdos, anécdotas… un ritual para recordar a quienes ya no están," explica Plata.
Plata propone un enfoque delicado: "Se dedica un momento a recordar, se comparten anécdotas, se agradece su presencia a través de la memoria, y luego, se continúa con la celebración, con los que están presentes." Este proceso busca integrar la pérdida en la festividad, evitando la supresión del dolor, pero sin que este eclipse por completo la alegría.
Para los niños, la situación puede ser aún más compleja. Pérez Betancourt alerta sobre las consecuencias emocionales negativas de experiencias navideñas negativas, tales como:
- Ausencia de padres por trabajo o separación.
- No recibir el regalo deseado, generando frustración y enojo.
- Compartir en familia.
- Escuchar villancicos.
- Crear escenografías navideñas.
- Tomar fotografías familiares.