El tema central gira en torno a las implicaciones de las políticas migratorias de la administración entrante en Estados Unidos. La preocupación se centra en una potencial ola de deportaciones que impactaría directamente a México y a la región centroamericana.
En este contexto, la figura del canciller Juan Ramón de la Fuente toma relevancia. Desde la administración federal mexicana, se ha confirmado que el canciller está llevando a cabo conversaciones cruciales con países centroamericanos. “El canciller Juan Ramón de la Fuente está hablando con otros países cuyos habitantes cruzan el territorio nacional para llegar a la frontera norte…”, señaló la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo durante su conferencia matutina del 26 de diciembre desde Palacio Nacional.
La estrategia, según se ha dado a entender, se enfoca en dos frentes principales: la defensa de los derechos de los mexicanos en Estados Unidos y la preparación para una posible afluencia de migrantes retornados. Se insiste en la importancia de que las repatriaciones se lleven a cabo en los países de origen de los migrantes, evitando que México se convierta en un punto de recepción masivo.
Más allá del tratado comercial T-MEC, el gobierno mexicano enfatiza su compromiso con la región de América Latina. “Siempre vamos a estar cerca, si bien tenemos un tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, siempre vamos a estar cerca de América Latina”, afirmó Sheinbaum. Esta postura deja claro que la estrategia se basa en una colaboración regional para mitigar los impactos de las posibles deportaciones.
Los detalles de estas conversaciones bilaterales siguen siendo confidenciales, pero su importancia radica en la anticipación y la preparación para un escenario que podría representar un reto significativo para México y Centroamérica.