La mandataria subrayó la defensa del proyecto de transformación en Chiapas y el resto del país. Aunque evitó entrar en confrontaciones, el contexto actual, marcado por el incremento de la violencia y la militarización en Chiapas, plantea preguntas críticas sobre la coherencia de las políticas de bienestar en una región históricamente conflictiva.
El EZLN ha señalado con dureza programas como Sembrando Vida, calificándolos de "Sembrando Muerte", una acusación que apunta a una posible fractura entre las políticas gubernamentales y las necesidades reales de las comunidades indígenas. Si bien el gobierno ha priorizado la paz y la justicia como ejes rectores, la creciente inseguridad en Chiapas exige un diálogo más profundo y menos unilateral para atender las críticas del movimiento zapatista y las demandas de justicia social.
Este aniversario no solo rememora la resistencia indígena, sino que cuestiona la capacidad del gobierno para atender los retos históricos y emergentes en las zonas marginadas del país.