Se anunciaron importantes inversiones dirigidas a un sector específico de la población, generando expectativas y, a la vez, interrogantes.
El pasado 10 de enero de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo presentó un “Programa Integral de Apoyo a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas”, como parte de los 100 compromisos de su administración. Este programa, con una inversión inicial de 500 millones de pesos provenientes de la Financiera para el Bienestar, pretende otorgar 12,000 apoyos individuales y 1,000 a colectivos, con montos que oscilan entre los 10,000 y los 300,000 pesos. La iniciativa involucra al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y la Secretaría de Cultura.
Un diagnóstico previo, realizado con la participación del INPI y la Secretaría de Cultura, reveló que el 92% de las casi mil mujeres entrevistadas en diez estados del país requieren apoyo para la elaboración y comercialización de sus artesanías. Sin embargo, la metodología empleada ha generado debate. “La muestra de diez estados podría no reflejar la realidad nacional”, comentan analistas. La preocupación radica en la posible falta de representatividad y un posible sesgo en la selección de los estados incluidos en el estudio.
La premura en el lanzamiento del programa, con la difusión de requisitos a partir de febrero y la dispersión de recursos en el segundo trimestre, ha generado inquietud sobre la transparencia y la eficiencia del proceso de selección. Surge la pregunta: ¿Se garantizará la imparcialidad en la distribución de los recursos en un plazo tan corto? La posibilidad de favoritismos políticos se encuentra en el centro del debate.
El programa contempla apoyos directos, pero la exigencia de reembolsos mensuales a través de la Financiera para el Bienestar añade una capa de complejidad. Esta condición, según algunos críticos, podría generar dependencia y limitar la autonomía de las artesanas. “Es una línea delgada entre el apoyo y el control”, señala un experto en políticas sociales.
Finalmente, la presentación del programa en el “Año de la Mujer Indígena” ha intensificado las sospechas sobre su posible intencionalidad política, particularmente considerando su cercanía con el periodo electoral. La falta de información detallada sobre la transparencia del proceso y la estrategia a largo plazo para el desarrollo sostenible de las artesanías, son elementos adicionales que mantienen la discusión abierta.