El escenario: "Las Mañaneras del Pueblo", un espectáculo mediático donde Iván Escalante, titular de la Profeco, tomó el centro del escenario. Se proyectaron diapositivas con imágenes de gasolineras y supermercados, algunos marcados con una palomita verde, otros con una gran equis roja. "Precios razonables", "Precios excesivos", se leía en la pantalla, acompañando a las imágenes de establecimientos señalados. La tortilla, el atún y la gasolina fueron los protagonistas de este peculiar análisis.
Pero más allá del despliegue visual, se plantean interrogantes cruciales. La metodología, aparentemente simple, esconde una complejidad que genera dudas. ¿Qué criterios se usaron para determinar qué precio es “excesivo”? ¿Se consideraron las fluctuaciones regionales en los costos de transporte y distribución? La falta de datos concretos y de una metodología transparente deja un vacío de información que dificulta una evaluación objetiva.
La estrategia recuerda la política de control de precios aplicada durante la administración anterior. Se evoca la promesa de la presidenta Sheinbaum de mantener el precio de la gasolina sin incrementos durante los primeros 100 días de su gobierno, una promesa que reaviva el debate sobre la eficacia real de este tipo de medidas.
La exposición pública de negocios específicos, con la amenaza implícita de sanciones, plantea otra interrogante: ¿Se está utilizando la conferencia mañanera como herramienta de presión política? Algunos analistas señalan que esta táctica podría afectar la competencia leal y generar distorsiones en el mercado. El impacto a largo plazo de esta estrategia en la oferta, la calidad de los productos y el comportamiento de los consumidores, aún está por verse.
La presentación de datos, con su simplista sistema de palomitas y taches, deja más preguntas que respuestas. La falta de detalles técnicos y el enfoque en la denuncia pública restan credibilidad a la narrativa gubernamental. La historia del control de precios en México, llena de intentos con resultados dispares, nos recuerda la complejidad del problema y la necesidad de soluciones más robustas que consideren los factores económicos y sociales involucrados.