La administración de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, a través de su vocero Jesús Ramírez, anunció el 15 de enero los resultados de los foros ciudadanos. Se reportaron más de 17,000 asistentes en 31 foros a lo largo de 25 estados, con la recepción de casi 3,500 propuestas. Números impresionantes a primera vista.
Sin embargo, la rapidez del proceso – apenas dos semanas – ha generado cuestionamientos. Algunos analistas se preguntan si el tiempo fue suficiente para una verdadera “participación ciudadana representativa”, o si respondió más a una necesidad legal que a un genuino diálogo nacional. La selección geográfica de los foros también despierta dudas sobre la inclusión de todas las voces del vasto territorio mexicano.
El gobierno destaca la diferencia con administraciones anteriores, enfatizando la “apertura” de este proceso. Pero, la evidencia de una verdadera apertura a la crítica es limitada. Las imágenes de foros repletos, si bien muestran gran asistencia, podrían interpretarse como una estrategia de comunicación que prioriza la proyección de éxito sobre la evaluación objetiva del proceso.
Si bien la inclusión de ejes transversales como la igualdad sustantiva y los derechos de los pueblos indígenas es un paso positivo, su implementación efectiva depende de un análisis profundo que trascienda las declaraciones de buena voluntad. La falta de información clara sobre el proceso de análisis de las 3,479 propuestas recibidas genera incertidumbre sobre la transparencia y la influencia real de la ciudadanía en la toma de decisiones.
Aspectos clave como:
- La metodología empleada
- La representatividad geográfica de los foros
- El proceso de análisis y valoración de las propuestas ciudadanas
El debate continúa. La interrogante sobre la verdadera influencia de la ciudadanía en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo persiste, dejando espacio para la reflexión y la exigencia de transparencia en este proceso fundamental para el futuro de México.