La cifra es impresionante: 15 mil millones de dólares. Se trata del proyecto Sahuaro Energy, presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo el 20 de enero de 2025 como la "mayor inversión privada en el portafolio del Plan México." Esta iniciativa, que promete un polo de desarrollo en el árido desierto sonorense, ha generado un revuelo considerable.
La mandataria, al responder a las cuestionadas sobre posibles críticas políticas, aseguró que el proyecto cumple con toda la normatividad ambiental, argumentando que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) es un requisito previo indispensable para el inicio de cualquier obra. Sin embargo, la falta de detalles específicos sobre el avance de la MIA y las garantías ofrecidas a los inversionistas, ha generado un ambiente de incertidumbre.
La preocupación radica en la delicada situación ecológica de la zona. El desierto de Sonora, un ecosistema único y frágil, se enfrenta a un desafío monumental. ¿Cómo se equilibrará el desarrollo económico con la conservación ambiental? Esta pregunta, crucial para la población, no ha recibido una respuesta contundente. La titular de la SEMARNAT, Alicia Bárcenas, es a quien se ha delegado la tarea de proporcionar información más detallada, una decisión que, para muchos, incrementa la falta de transparencia.
El discurso oficial resalta la importancia de la inversión extranjera directa, pero surgen inquietudes legítimas. Algunos se preguntan si este modelo de desarrollo, en el contexto de un gobierno que se ha definido por su discurso nacionalista, realmente beneficiará a la comunidad sonorense o se convertirá en otro ejemplo de la explotación de recursos naturales sin una justa compensación para la población local. La falta de un espacio abierto para discutir públicamente la MIA y las estrategias de mitigación ambiental aumenta la desconfianza.
Las promesas de la presidenta Sheinbaum de investigar cualquier irregularidad a través de la Secretaría de la Función Pública no bastan para calmar las tensiones. La necesidad de transparencia y un debate público amplio y democrático sobre Sahuaro Energy es evidente. El futuro dirá si este proyecto se convierte en un ejemplo de desarrollo sostenible o en un nuevo capítulo de controversias.