Entonces, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció "México te abraza", un plan integral para recibir a los mexicanos repatriados de Estados Unidos. El canciller, por su parte, destacó una disminución del "78% en los cruces ilegales gracias al programa CBP-1," un dato que, según algunos, podría ser efímero dependiendo de las decisiones de la administración Trump.
La secretaria Rosicela Rodríguez ofreció detalles: una tarjeta "Bienestar Paisano" con 2,000 pesos, acceso a servicios de salud y programas de empleo. La imagen proyectada es la de un México solidario, pero la falta de transparencia en la financiación genera dudas. ¿De dónde provendrán los recursos? ¿Se trata de un presupuesto ya existente, o de una partida extraordinaria destinada exclusivamente a esta iniciativa?
La crítica se centra en la posible naturaleza política del programa. ¿Es una genuina respuesta a una potencial crisis humanitaria, o una estrategia para contrarrestar las acciones del gobierno estadounidense y mejorar la imagen internacional de México? La similitud con otras iniciativas sociales del gobierno, especialmente la entrega de tarjetas, alimenta las sospechas.
Otro punto álgido: la logística. La promesa de integración laboral resulta ambiciosa. ¿Cuenta el gobierno con la infraestructura y la capacidad para absorber una posible oleada de repatriados? Especialmente preocupante es la situación en estados con altos índices de violencia e inseguridad. ¿Existen planes específicos para estas regiones?
El plan menciona el programa MPP (Protocolos de Protección a Migrantes), calificado como una decisión unilateral de Estados Unidos, lo cual refuerza la narrativa de un gobierno mexicano reaccionando a una situación compleja en la relación bilateral. La insistencia en mecanismos como el CBP-1 para procesar solicitudes de asilo a distancia, aunque comprensible, podría interpretarse como un intento de controlar el flujo migratorio.
El programa "México te abraza" presenta una imagen poderosa, pero la falta de información detallada sobre el presupuesto, la logística y la posible instrumentalización política plantean interrogantes cruciales sobre su verdadera eficacia y objetivos a largo plazo. La atención se centra ahora en la transparencia y la ejecución concreta de este ambicioso plan.