El caso de Jaime Michel Palazuelos Velázquez, hijo de un reconocido líder transportista, es un ejemplo desgarrador de esta realidad. Su desaparición, ocurrida la madrugada del 11 de enero, mantuvo a su familia y amigos en vilo durante diez angustiosos días. La búsqueda, desesperada e intensa, incluyó protestas en la avenida Álvaro Obregón, a la altura de la Catedral, con el bloqueo de camiones y la colocación de lonas con su fotografía en puentes y unidades de transporte público. Imágenes de su rostro y nombre circularon por todas partes, un clamor visual por su regreso a casa.
Desafortunadamente, la esperanza se desvaneció anoche. El cuerpo de Jaime Michel fue identificado en el Servicio Médico Forense (Semefo). Lo encontraron en la sindicatura de Costa Rica, cubierto con plástico negro y cinta canela, frente a la capilla de la Virgen. Las condiciones del cuerpo dificultaron su identificación inicial, pero la confirmación de su identidad por parte de sus familiares trajo consigo un profundo pesar.
Ante esta tragedia, la Unión de Camioneros de Culiacán emitió un comunicado en redes sociales condenando el asesinato de Jaime Michel. En él, expresaron su solidaridad con la familia Palazuelos Velázquez y exigieron justicia, no solo para él, sino para todas las víctimas de la violencia en la región. "Este lamentable suceso nos recuerda la necesidad urgente de exigir paz en Sinaloa, así como justicia para los cientos de desaparecidos y fallecidos", señalaron en su publicación.
El llamado a la paz y la justicia, un eco de la angustia colectiva, resuena con fuerza. La muerte de Jaime Michel Palazuelos Velázquez, un joven cuyo futuro fue truncado por la violencia, se suma a una lista cada vez más larga de víctimas, dejando un vacío irreparable en sus seres queridos y una profunda herida en la comunidad de Culiacán.