Se habló de cifras, de proyectos ambiciosos y de un futuro brillante para el turismo nacional. Todo parecía indicar una estrategia perfecta.
Pero detrás del brillo, algunas sombras se asomaban. La conferencia de prensa del 23 de enero, encabezada por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, contó con la participación de altos mandos de empresas estatales clave. Josefina, Secretaria de Turismo (cuyo apellido se omitió en la transmisión), se mostró eufórica desde Madrid, destacando el éxito de la participación mexicana.
El General Águila, director del Tren Maya, presumió resultados que, según él, superaron las expectativas, incluyendo el lanzamiento de paquetes turísticos para Semana Santa. Gafzacom, con sus hoteles en el Tren Maya, hizo hincapié en la ocupación hotelera y la competitividad de sus precios. Incluso Mexicana de Aviación, a pesar de admitir ajustes en sus operaciones, reportó un crecimiento significativo y su integración en plataformas de venta internacionales.
Sin embargo, la falta de datos concretos sobre rentabilidad y sustentabilidad de estas empresas generó cuestionamientos. Más allá de las cifras positivas presentadas, ¿se trata de un éxito real o de una estrategia de comunicación basada en proyecciones y datos parciales? El constante recurso al "Plan de Negocios" como justificación, sin revelar su contenido, no contribuyó a la transparencia.
La presencia de Ana Teresa Ramírez Valdés, directora general de Latino Donor Collaborative, resultó, para muchos, fuera de contexto. Si bien su análisis del impacto económico de los mexicanos en Estados Unidos es relevante, su inclusión en la presentación de Fitur generó la percepción de un intento de desviar la atención del análisis principal.
La conferencia, en su conjunto, presentó un discurso que recuerda la retórica del gobierno anterior. Un optimismo, quizás excesivo, que contrasta con la necesidad de un análisis más profundo y objetivo de los datos. La ausencia de autocrítica y de un examen riguroso de la información genera dudas sobre la verdadera magnitud del éxito.
La presentación de cifras positivas, sin el soporte de un análisis detallado de rentabilidad y viabilidad a largo plazo, deja un sabor a incompleto. La información, aunque positiva en su superficie, necesita un mayor grado de transparencia para lograr una evaluación completa y objetiva.