Se presentaron datos, cifras, videos… una narrativa triunfalista rodeaba un proyecto de gran envergadura.
El foco se centró en el Tren Maya, a 398 días de su puesta en marcha. La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, durante su conferencia matutina del 23 de enero de 2025, lo presentó como un éxito rotundo. El General Águila, director del proyecto, arrojó cifras impresionantes: casi 790,000 personas transportadas, superando la meta inicial de 700,000 para 2024. Proyectan alcanzar los 1.2 millones de pasajeros este año.
Pero… ¿es todo oro lo que reluce? La información oficial, si bien impactante, carece de contexto. “Falta una comparación con otros proyectos ferroviarios similares”, señalan algunos analistas. No se han revelado datos concretos sobre la rentabilidad del proyecto. La ausencia de transparencia en los costos operativos e ingresos genera dudas sobre la verdadera dimensión del éxito.
Se destaca el 40% de venta de boletos online como muestra de modernización. Sin embargo, surgen preguntas cruciales: ¿Qué proporción de esos usuarios son turistas nacionales versus internacionales? ¿Cómo impacta este turismo en las comunidades locales? ¿Se están generando empleos dignos y bien remunerados, o el beneficio se concentra en unas pocas empresas?
La estrategia de paquetes turísticos para Semana Santa, que incluyen vuelos de Mexicana de Aviación, hospedaje en hoteles Tren Maya y visitas a zonas arqueológicas, es otro punto a analizar. Se presenta como un impulso al turismo, pero la falta de análisis comparativos de costos y el potencial monopolio plantean interrogantes sobre su sustentabilidad a largo plazo y su impacto en la economía.
La celebración oficial, con sus cifras y videos, contrasta con la necesidad de un análisis más profundo y crítico. Si bien el número de pasajeros es un dato objetivo, la falta de transparencia sobre costos, rentabilidad, impacto socioeconómico y ambiental deja un espacio para la duda. El tiempo, como siempre, será el juez.