Se habla de colaboración internacional, soberanía nacional y, sobre todo, de una decisión trascendental que podría reconfigurar la geopolítica de la región.
El centro de la controversia: la posible designación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte del gobierno de Estados Unidos. Este lunes 27 de enero de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en su conferencia matutina, abordó el tema, aunque con una cautela que ha dejado a muchos con más preguntas que respuestas.
"El gobierno mexicano realiza un análisis jurídico exhaustivo de las implicaciones", afirmó la presidenta. Sin embargo, la declaración careció de la contundencia esperada. En lugar de una postura definitiva, Sheinbaum optó por un llamado a la colaboración con Estados Unidos, rechazando acciones unilaterales. Esta estrategia, algunos analistas la interpretan como una maniobra de contención ante la presión ejercida por Washington.
Este enfoque contrasta notablemente con la retórica empleada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien en múltiples ocasiones cuestionó la política antidrogas estadounidense. Este cambio de tono, podría sugerir una concesión a las presiones internacionales, abriendo la puerta a una mayor injerencia en asuntos internos mexicanos.
La falta de detalles concretos sobre las acciones del gobierno mexicano genera incertidumbre. Si bien se mencionó un equipo legal analizando el impacto de la designación, no se especificaron medidas para mitigar las consecuencias económicas o de seguridad nacional. La ambigüedad persiste.
Se destacó el control del flujo de armas desde Estados Unidos hacia México como un punto clave. Sin embargo, la falta de un plan de acción específico genera dudas sobre la efectividad de la estrategia. La cooperación internacional es necesaria, pero el riesgo de una mayor injerencia estadounidense en la soberanía mexicana es un factor que no puede ignorarse.
El silencio oficial sobre detalles cruciales deja una sensación de estrategia reactiva en lugar de proactiva. La complejidad del asunto demanda transparencia y un plan de acción claro, algo que, por ahora, sigue ausente. La pelota, parece estar en la cancha de Washington, pero las consecuencias las sufrirá, o se beneficiará, México.