Este espacio, sin embargo, guardaba un secreto, uno encerrado en metal retorcido y oxidado. La alerta llegó a través de una llamada anónima al 911. Vecinos, con esa aguda percepción que solo quienes conocen a fondo su entorno poseen, reportaron una caja negra, sospechosa, abandonada en el baldío. La descripción, vaga al principio, prendió las alarmas. Inmediatamente, se movilizaron elementos de la Policía Municipal, quienes al llegar, confirmaron las sospechas: se trataba de una caja fuerte, violentamente abierta.
La escena, custodiada por las autoridades municipales, pronto atrajo la atención de otras corporaciones. Fuerzas federales llegaron para asegurar el perímetro, mientras que personal de la Fiscalía Estatal de Sinaloa se encargó de iniciar las investigaciones pertinentes. “Se encontraron rastros de una manipulación forzosa, la caja presenta daños consistentes con un intento de robo”, comentó una fuente cercana a la investigación, bajo condición de anonimato.
El contenido de la caja fuerte, obviamente, ya no estaba. El enigma se centra ahora en la identificación de su dueño, el motivo del abandono en este baldío específico, y la naturaleza del contenido robado. Los investigadores trabajan con la información disponible: el estado de la caja, su ubicación, y los posibles testimonios de los vecinos. La búsqueda de respuestas continúa, mientras el baldío, un silencioso escenario, espera revelar más detalles sobre este peculiar suceso.
Las autoridades han descartado, por el momento, vínculos con algún hecho delictivo de mayor envergadura, aunque la investigación sigue abierta y no descartan ninguna línea de investigación. El proceso de recolección de evidencia continúa. Se espera que en próximos días se den a conocer más detalles.