El 31 de enero de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, durante su conferencia matutina, intentó arrojar luz sobre el tema. Sin embargo, sus explicaciones, lejos de aclarar las dudas, parecieron profundizar la incertidumbre. Se anunció la inminente publicación de la lista final de candidatos, pero la falta de detalles sobre el proceso de selección desató una ola de críticas.
La mandataria atribuyó las complicaciones a la "reforma constitucional y a la suspensión del proceso por parte de la Suprema Corte," criticado la actuación del juez que, según ella, actuó de forma irregular. Pero la opacidad persiste. ¿Cuántos candidatos fueron considerados inicialmente? ¿Cómo se redujo la lista a la final? Estas preguntas, sin respuesta oficial convincente, han alimentado las especulaciones sobre la posible influencia política en la selección.
El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, agravó la situación con sus declaraciones. Noroña denunció la recepción de "perfiles de la Corte a última hora," sugiriendo una falta de transparencia y una posible maniobra para influir en la decisión final. Esta afirmación contradice directamente la narrativa de Sheinbaum, quien defendió la legitimidad del proceso a través del Senado.
Sheinbaum enfatizó la participación de mujeres en el comité de selección. Sin embargo, esta medida no logra disipar las preocupaciones sobre la imparcialidad. La concentración de poder en la presidencia, unida a la falta de mecanismos transparentes de rendición de cuentas, crea un clima propicio para la discrecionalidad y la posible imposición de candidatos afines al partido gobernante.
La situación refleja la tensión histórica entre el Ejecutivo y el Judicial, una herencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El discurso de unidad nacional de Sheinbaum choca con la percepción generalizada de falta de transparencia. La opacidad en la selección de ministros representa una amenaza real a la credibilidad del sistema judicial mexicano, generando incertidumbre sobre el futuro de la independencia judicial en el país.
El proceso, en resumen, sigue envuelto en un velo de secretismo que genera más preguntas que respuestas, dejando a la sociedad mexicana con la incógnita de cómo se conformará la nueva integración de la Suprema Corte.