Imágenes impecables mostraban un edificio moderno, reluciente. La descripción, un cuento de hadas de tecnología médica de punta y personal altamente capacitado, listo para atender a las poblaciones de Chiapas y Tabasco. Martí Batres, presente en la ceremonia, incluso mencionó con orgullo un exitoso cateterismo realizado apenas horas antes, como muestra del inmediato funcionamiento del hospital.
La narrativa oficial, un eco del legado del expresidente Andrés Manuel López Obrador, resaltaba la cifra de 334 trabajadores de la salud. Sin embargo, “la realidad suele ser más compleja que la propaganda”, dicen algunos analistas. ¿Será suficiente este personal a largo plazo? ¿Y los recursos para mantener la sofisticada tecnología?
Precisamente ahí radica la controversia. La falta de información detallada sobre el presupuesto y, sobre todo, el plan de financiación a largo plazo, genera inquietudes. ¿Se convertirá este hospital en otro elefante blanco, una inversión inicial impresionante que se deteriora por falta de mantenimiento y personal, dejando a la población sin los beneficios prometidos?
Además, la ubicación en Palenque, aunque necesitada de atención médica, levanta cejas. La coincidencia con la conferencia presidencial alimenta las sospechas de una estrategia de comunicación política, un intento de proyectar una imagen de eficiencia gubernamental que contraste con las carencias en otras regiones del país con necesidades similares, o incluso más apremiantes. La pregunta persiste: ¿prioridad sanitaria o estrategia política?
El tiempo, y la transparencia en la gestión del hospital, serán los árbitros de esta historia. Solo así se podrá discernir entre una inversión necesaria para la salud pública y una brillante, pero quizás efímera, operación de relaciones públicas.