Tráileres en Monterrey: Un peligro mortal en aumento
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Sin embargo, detrás de esta imagen familiar se esconde una realidad preocupante: la creciente amenaza que representan los tráileres en las calles metropolitanas.
El año pasado dejó una huella imborrable. Nueve personas perdieron la vida en accidentes con tráileres, sólo en la zona metropolitana. Una cifra alarmante que supera con creces los dos registrados en lo que va de 2024. Estos no son simples accidentes; son tragedias que destrozan familias y dejan un vacío irreparable.
Uno de los casos más impactantes ocurrió el 28 de septiembre. Un tráiler, sin frenos, “embistió a un grupo de trabajadores que se encontraban realizando reparaciones en la Autopista a Saltillo”, cobrando la vida de cuatro personas en Santa Catarina. La imagen aún perdura: el metal retorcido, la vida interrumpida.
Apenas un día antes, en Apodaca, otra tragedia. Un tráiler cargado de rollos de acero subió a la banqueta, arrollando una parada de autobús. El saldo: dos muertos y dos heridos en la Avenida Miguel Alemán. Estos incidentes, ocurridos en zonas supuestamente con mayor control, plantean serias dudas sobre la seguridad vial.
A principios de año, tres conductores de unidades de carga protagonizaron accidentes al intentar ganarle el paso al tren. "Estos percances generan atorones viales que se prolongan por horas", un caos que afecta a miles de ciudadanos. Y no se trata solo de las muertes. El año pasado se registraron nueve heridos, algunos con lesiones de gravedad, debido a percances con tráileres.
Recientemente, un motociclista perdió la vida al ser arrollado por un tráiler en la Avenida Fidel Velázquez, frente a la UANL en San Nicolás. Este lamentable suceso se suma a la lista de accidentes mortales en la ciudad, marcando la primera muerte del año en este tipo de incidentes.
A pesar de las restricciones de circulación para las unidades de carga en la ciudad, observaciones recientes revelan que muchos conductores ignoran las reglas, transitando por zonas y horarios prohibidos, incrementando exponencialmente el riesgo.
La situación exige una reflexión profunda. La seguridad vial no es un juego; es una responsabilidad compartida. El balance entre el progreso económico y la seguridad ciudadana necesita ser revisado, y acciones contundentes son necesarias para evitar nuevas tragedias.