Masacre en Diapaga: Ataque yihadista deja más de 50 muertos

El viernes 28 de marzo, un ataque yihadista a un campamento militar dejó un saldo devastador. Más de cincuenta soldados y voluntarios para la defensa de la patria (VDP) perdieron la vida, según confirmaron fuentes policiales y médicas. El ataque, ocurrido en Diapaga, afectó no solo a los militares sino también a los civiles que se encontraban entrenando en el campamento.
Un gendarme, que prefirió mantener el anonimato por seguridad, "Más de cincuenta personas, entre soldados y miembros de los VDP, murieron en este importante campamento. Los VDP se encontraban en pleno entrenamiento dentro del campamento", describiendo escenas de horror y destrucción.
Las consecuencias del ataque se extienden más allá del conteo de víctimas. La logística del campamento fue saqueada, con los atacantes llevándose armas individuales y colectivas, drones y municiones. El impacto en el Hospital Universitario de Fada N'Gourma es palpable. Mathurin Ouoba, enfermero del hospital, relata el desborde de la sala de urgencias de traumatología: "El personal sanitario se moviliza para salvar vidas. Pero la plataforma técnica a nuestra disposición está realmente anticuada. Algunos fueron enviados a Uagadugú (capital del país). Hay heridas de bala, fracturas, traumatismos craneoencefálicos". La escasez de recursos y la gravedad de las heridas complican la situación.
Testimonios como el de Souglimpo Yonli, una vendedora ambulante, pintan un cuadro aterrador de la violencia desenfrenada: "Alrededor de las 15:30 hora local, llegaron en motocicletas, armados. Rodearon la ciudad y todos huimos a refugiarnos... oímos fuertes disparos hacia el campamento militar. Duró más de dos horas. Quemaron fardos de algodón y hubo muchos civiles heridos y muertos." El miedo y la indignación se apoderan de la población, que vive con el temor constante de nuevas represalias. La situación en Diapaga es de conmoción y miedo, con la población refugiada en sus hogares.
El silencio oficial del Gobierno y del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Burkina Faso es notable, contrastando con la desesperación palpable en Diapaga. Un funcionario local, Amadou Lompo, destaca la falta de respuesta ante las alertas previas al ataque: "Hubo tres ataques en Partiaga en dos días. A pesar de las múltiples alertas, no hubo respuesta. Solicitamos al menos una misión gubernamental a la zona para animar y tranquilizar a la población local." Sus palabras reflejan la frustración y la necesidad de una acción contundente y efectiva contra la violencia yihadista que azota la nación.
La situación en Burkina Faso, marcada por la inestabilidad política y la presencia de grupos yihadistas, se mantiene compleja. El país enfrenta un desafío formidable, con miles de muertos y desplazados, reflejando la urgencia de una solución integral para la crisis que enfrenta.