Fallece Jaime Átila Monroy Cázares

Consternación causó en cientos de nogalenses la muerte del reconocido empresario Jaime Átila Monroy Cázares, conocido popularmente como “El Atila”, quien falleció la madrugada de este jueves en un hospital de la localidad

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Nogales.

Consternación causó en cientos de nogalenses la muerte del reconocido empresario Jaime Átila Monroy Cázares, conocido popularmente como El Atila”, quien falleció la madrugada de este jueves en un hospital de la localidad.
El anunció de su deceso se hizo desde temprana hora a través de la página de Facebook de La Tabernita Fish Bar, el negocio de su vida y que durante décadas manejó, que pese a las dificultades económicas mantuvo abierto para el deleite de sus clientes.
Monroy Cázares nació el 8 de junio de 1958 y le sobreviven sus seis hijos, Danna Lizeth y Griselda Elvira, Átila 2do, Fabio Alberto, Hiram Gilberto y Jaime Monroy, este último quien desde muy joven junto a su tío Fabio, le apoyó en la administración y atención del negocio.
También sus hermanos Fabio, Diomara, Ángel, Adrián, Alma, Rosa, Mayra y Gustavo.
Jaime Atila manejó el bar durante décadas, luego de la apertura de éste en 1952 y pese a periodos difíciles, como los años 2007-2011, cuando la mayoría de los establecimientos ubicados sobre la calle Elías, cerraron sus puertas debido a diversos factores, principalmente el económico y el de seguridad.
Fue víctima del cáncer pancreático terminal, enfermedad mortal con la cual desempeñó una larga lucha de meses y que finalmente mermó su estado físico en las últimas semanas, lo que le impedía hacer lo que más amaba, sentarse detrás de la barra de su querida Tabernita y servir tragos.
Su primo Oscar, reconocido fotógrafo nogalense, le dedicó un mensaje en Facebook, donde redactó lo siguiente: Mi querido primo, a partir de hoy serás un recuerdo más entre todos los que cuelgan de la pared en la barra de lo que fue tu hogar, literalmente, La Tabernita Fish Bar; pero tu presencia, cual espíritu indomable, permanecerá por siempre en el lugar, con ese carácter tan fuerte y personalidad tan únicas que te distinguían y esa manera tan especial de contar anécdotas y platicar las cosas, siempre al lado de la caja registradora, detrás de la histórica barra, donde siempre estabas mi querido primo, dispuesto a atender a todos los clientes y amigos que frecuentamos la Taberna.
Descanse en paz.

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