Tonya Durinda Romero, residente de Phoenix, Arizona, se declaró culpable de conspiración para transportar indocumentados dentro del país. Su confesión ha llevado a una condena de 33 meses de prisión, seguidos de tres años de libertad supervisada.
La detención de Romero ocurrió el pasado 30 de enero, cuando un alguacil adjunto de la Oficina del Alguacil del condado de Pinal la detuvo por conducir un coche con el registro expirado. Tras ser detenida, el agente se percató de que Romero conducía con una licencia suspendida y no tenía seguro, lo que condujo a su arresto.
Durante un interrogatorio más profundo, Romero confesó que había estado involucrada en el tráfico de personas desde que tenía 16 años. Su confesión ha revelado la complejidad y la duración de su participación en actividades ilícitas.
La condena de Romero es un ejemplo de la lucha contra el tráfico de migrantes en Estados Unidos y la importancia de la cooperación entre las autoridades para prevenir y castigar este tipo de delitos.