El 28 de diciembre, en el cruce fronterizo de Nogales, Arizona, agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP) interceptaron un vehículo que intentaba ingresar a México. Dentro, descubrieron un arsenal que dejó a todos helados: un lanzador de cohetes y dos granadas propulsadas por cohete.
La noticia, dada a conocer el martes 7 de enero por el Director del Puerto de CBP, Michael Humphries, no solo sorprendió por el tipo de armamento, sino por su implicación. Según Humphries, "las armas probablemente estaban destinadas a proteger a los cárteles y a los laboratorios de fentanilo en México".
Este hallazgo pone de manifiesto la sofisticada logística y el poderío armamentístico que manejan los grupos criminales transnacionales en la región. El incidente refuerza la preocupación por la seguridad en la frontera, obligando a las autoridades a reforzar los controles y a mejorar las estrategias de inteligencia para prevenir futuros eventos similares. La investigación continúa y se espera que revele más detalles sobre el origen y el destino final de este peligroso cargamento.
La incautación de este arsenal, aunque alarmante, destaca la labor constante de las autoridades fronterizas en la lucha contra el tráfico ilegal de armas y el narcotráfico. El caso deja en evidencia la necesidad de una colaboración internacional más estrecha para combatir estas actividades delictivas que amenazan la seguridad regional.