Amante de los autos deportivos, no se conformó con las nuevas leyes de velocidad máxima que surgieron en la década de los 70. Para él, era una guerra: los conductores amantes de la velocidad contra la policía con sus radares. "En una guerra santa, puedes estar de cualquier lado y tener razón", dijo al Cincinnati Enquirer en 1981. "El problema es que el radar de la policía es un dispositivo electrónico de carácter falible en manos de seres humanos comunes".
Su afán por la velocidad lo llevó a crear el detector de radar Escort, junto a su amigo y compañero de negocios Jim Jaeger, en 1979. La revista Car and Driver lo catalogó como el mejor detector de su clase, "por mucho", gracias a su capacidad de captar las señales de los radares policiales. El éxito fue inmediato. En 1981, Valentine declaró que habían vendido 50,000 unidades del Escort.
Valentine nunca se conformó con la versión original del Escort. Tras separarse de Jaeger en 1983, diseñó dos generaciones de detectores en su propia empresa, Valentine Research. Su legado en el mundo automotriz fue reconocido por Road & Track, que lo llamó "uno de los grandes salvadores de la velocidad".
Su pasión por la ingeniería y la electrónica se originó en su infancia, cuando su padre, un ingeniero mecánico, le regaló una radio de onda corta. A los 14 años, ya tenía su licencia de radioaficionado. Estudió ingeniería eléctrica en la Universidad de Cincinnati, donde conoció a su esposa, Margaret, quien se convirtió en su socia en Valentine Research.
Valentine no se limitó a la fabricación de detectores de radar. Tras su éxito inicial, enfrentó el reto de convencer a otros fabricantes de la importancia de la detección activa de señales de radar. La mayoría de las empresas se negaron, argumentando que el costo del desarrollo sería demasiado alto para los consumidores.
Sin embargo, Valentine y Jaeger se embarcaron en su propia aventura. "Mike y yo comenzamos a pensar en cómo construir un detector superior, sin importar el costo", mencionó Jaeger en una entrevista. "Éramos un buen equipo, Mike era muy bueno en el procesamiento de señales, mientras que yo era bueno en la tecnología de radiofrecuencia".
Valentine se unió a su padre y a Jaeger para fundar Cincinnati Microwave en 1976. La primera versión del Escort se vendió de forma constante hasta que la reseña de Car and Driver la catalogó como "lo mejor que se puede comprar después de un juez". La demanda aumentó tan rápidamente que se creó una lista de espera de siete meses para las entregas.
En 1983, una diferencia de opinión sobre la estrategia de marketing y un plan para salir a bolsa, al que Valentine se opuso, llevó a Jaeger a comprar la participación de Valentine en la empresa. Mientras esperaba que expirara una cláusula de no competencia de cinco años, Valentine y su esposa crearon Valentine Research.
En 1992, Valentine presentó su nuevo detector, el Valentine One. "Tenía ideas", dijo a Road & Track en 2020. "No había terminado. Era como bajar de un tren en movimiento. Miré a los que pasaban y quería volver a subir".
Valentine siguió mejorando su detector a lo largo de tres décadas. Una de sus actualizaciones más notables incluyó antenas para detectar señales de radar provenientes de la parte delantera y trasera del vehículo. En 2020, presentó el V1 Gen 2.
Este nuevo detector fue calificado como el segundo mejor en general en una prueba de Car and Driver, pero el mejor en distancia de detección. La reseña también lo calificó como el más "hablador" - el detector emitía un pitido si la configuración no estaba activada para eliminar las alertas - lo que, según la reseña, podría ser una molestia para algunos conductores, aunque también agregó que "otros podrían apreciar la tranquilidad de saber que este dispositivo no perderá ni una pizca de señal de radar".
Valentine afirmó que nunca dejó de buscar la mejora de sus detectores. "Creo que yo era la persona indicada para hacer esto", dijo a Road & Track en 2020. "No sé cómo más decirlo".