El foco de atención se centra en Jay Y. Lee, presidente de Samsung Electronics. Luego de un largo proceso legal, la Corte Suprema de Seúl emitió un fallo que ha generado diversas reacciones. La resolución se relaciona directamente con una fusión de empresas de 2015, entre Samsung C&T y Cheil Industries, una operación valuada en $8 mil millones de dólares. Esta operación, según los fiscales, estuvo diseñada para consolidar el control de Lee sobre el gigante tecnológico.
Durante casi una década, Lee ha enfrentado desafíos legales, incluso desde antes de la sucesión de su padre, Lee Kun-hee, tras un infarto en 2014. En un giro inesperado, la Corte de Apelaciones de Seúl ha desestimado todos los cargos de fraude contable y manipulación de acciones contra Lee. El juez argumentó que si bien las prácticas contables de Samsung BioLogics, una filial de Cheil Industries, incluían "actos inapropiados", como la manipulación de documentos, los resultados reflejaban realidades financieras y se basaron en razones y procesos racionales. La corte descartó las afirmaciones de los fiscales de que la fusión causó pérdidas financieras a los accionistas de Samsung C&T.
"Llevó mucho tiempo. Esperamos que con el último fallo, los acusados puedan concentrarse en su trabajo," afirmó el abogado de Lee, Kim You-jin, después del veredicto. Cabe destacar que Lee ha negado las acusaciones de mala conducta, declarando en noviembre pasado: “Nunca tuve la intención de engañar o perjudicar a los inversores para beneficio personal.”
Sin embargo, la decisión no ha estado exenta de críticas. Un grupo cívico, Solidaridad Popular para la Democracia Participativa, condenó el fallo, argumentando que muestra una indulgencia hacia Lee, quien fue acusado de fortalecer su control sobre la empresa a expensas del fondo de pensiones del país y otros inversores. El grupo asegura que la corte ignoró otros fallos judiciales relacionados con el caso de fusión.
La controversia no termina aquí. El caso ha tenido ramificaciones internacionales, con la participación de inversionistas como el fondo de cobertura estadounidense Elliott, que demandó al gobierno surcoreano por la participación del fondo de pensiones nacional en la aprobación de la fusión. El gobierno fue condenado a pagar aproximadamente $108.5 millones de dólares a Elliott. Incluso el Servicio Nacional de Pensiones, ex accionista mayoritario de Samsung C&T, presentó una demanda contra Lee buscando indemnizaciones por la supuesta subvaloración de la unidad clave durante la fusión.
Mientras tanto, Samsung Electronics, la joya de la corona del conglomerado, advirtió el viernes sobre la disminución en las ventas de sus chips de inteligencia artificial en el trimestre actual. El impacto a largo plazo de este fallo judicial en la compañía y en el panorama empresarial surcoreano, aún está por verse.