SAN FRANCISCO, Cal
El JMV del Juego de Estrellas resultó clave para que los Gigantes abrieran en casa.
Todos hablaban extasiados sobre la felicidad de la noche previa y las pocas horas de sueño tras obtener el pase a la Serie Mundial.
Pero cada vez que se mencionaba el nombre de Melky Cabrera, la seriedad se apoderaba del rostro de los jugadores de los Gigantes de San Francisco.
“Es una situación medio incómoda”, reconoció Javier López, el relevista zurdo de los Gigantes. “Todos sabemos que él fue muy importante para que nosotros estuviésemos aquí”.
¿Cuán importante? Los Gigantes se ganaron el derecho de abrir en casa el miércoles la Serie Mundial ante los Tigres de Detroit en gran medida a que el dominicano Cabrera fue el jugador más valioso del último Juego de Estrellas.
Un mes después, el 15 de agosto, el jardinero izquierdo fue suspendido 50 juegos tras arrojar positivo por testosterona.
El período de castigo se completó con la serie de división, así que los Gigantes tenían la facultad de incorporar a Cabrera en su nómina de 25 jugadores para la postemporada.
Pero desde mucho antes que comenzaran los playoffs, los dirigentes del club tomaron la decisión de borrar a Cabrera de la serie de campeonato de la Liga Nacional. Tampoco se han inmutado en cuanto a la Serie Mundial.
Al momento de la suspensión, Cabrera tenía un promedio de .346 y al acercarse el final de la campaña se asomaba como campeón de bateo al tener el mínimo de turnos necesario. Cabrera pidió retirar su nombre al indicar que no quería un título viciado.
Más allá de cualquier beneficio de contar con una mayor capacidad ofensiva, San Francisco consideró el aspecto negativo de las distracciones que la presencia de Cabrera —de vuelta durante el curso de la postemporada— pudiese causar en la cohesión del equipo y hasta si hubiese sido capaz de estar en un nivel óptimo para jugar.
El manager Bruce Bochy insistió que los Gigantes han sobrevivido “muy bien” sin Cabrera.