Trump vincula asesinato de Charlie Kirk a grupos liberales y amenaza con represalias

El vicepresidente JD Vance, en una edición especial de "The Charlie Kirk Show" transmitida desde la Oficina Oval, acusó a organizaciones no gubernamentales progresistas de financiar disturbios y ataques contra figuras conservadoras. "No hablamos de libertad de expresión, sino de entidades que operan en las sombras para destruir nuestro modo de vida", declaró frente a cámaras que retransmitieron el mensaje a todo el ala oeste.
Detrás de la retórica, hay un movimiento estratégico:
La reacción demócrata no se hizo esperar. El senador Chris Murphy alertó sobre "el uso de una tragedia para criminalizar la disidencia", mientras el representante Greg Casar recordó los atentados contra figuras progresistas, desde el ataque a Paul Pelosi hasta el asesinato de la legisladora estatal Melissa Hortman en Minnesota.
En redes, republicanos como Marjorie Taylor Greene escalaron el discurso, compartiendo nombres de ciudadanos comunes que celebraron la muerte de Kirk y pidiendo su despido laboral. Mientras, el gobernador de Utah, Spencer Cox, único con acceso al expediente del sospechoso, confirmó que el atacante actuó solo con "una ideología personal de izquierda radical", sin conexiones organizadas.
Entre los blancos preferidos de la administración está George Soros, a quien Trump prometió investigar por décima vez desde 2016. Portavoces de las Open Society Foundations calificaron las acusaciones de "fantasías conspirativas sin sustento legal".
Expertos en seguridad como Juliette Kayyem, exfuncionaria de Obama, ven un patrón peligroso: "Esto no es sobre izquierda o derecha, sino sobre cómo el poder usa el miedo para redefinir quiénes son 'los buenos' y quiénes merecen ser perseguidos". Mientras tanto, fiscales federales trabajan contra reloj para determinar si existió realmente una red o solo se trata de otra batalla en la guerra cultural que divide a Estados Unidos.