NUEVA YORK
En el medio de la lucha por una mejor posición en los playoffs, muchos pensarían que el vestuario de LOS Toros de Chicago estaba destinado a ser un mar de silencio.
Sin embargo, no es así. La presencia de Nate Robinson alumbra cada noche el vestidor de un equipo que sólo anhela ascender en la Conferencia Este para ganar un cuarto puesto que le daría ventaja de localía en la primera y segunda ronda, y posiblemente en una final de Conferencia si es que pueden llegar tan lejos.
Robinson estuvo sin equipo después de su única temporada con los Guerreros de Golden State. Con la baja de Derrick Rose, Tom Thibodeau necesitaba un jugador con experiencia para darle descanso a Kirk hinrich, el veterano que asumió la titularidad mientras Rose se entregaba a su rehabilitación. Cuando llegó Robinson, los Bulls tampoco contaban con CJ Watson, quien había fichado un contrato en las primeras semanas del mes de julio.
“Cuando recibí la llamada para llegar a los Bulls, pensé: ‘Sabes, ésta es mi oportunidad para demostrarle al mundo y a estos muchachos que puedo ser el jugador que quieren que sea’”, dijo Robinson después de haber aportado 12 tantos en la victoria de los Bulls ante los Nets de Brooklyn en el Barclays Center.
“Tomaré la iniciativa de jugar lo más fuerte que pueda, divertirme, hacer lo que me pidan y no causar problemas. Sólo ser yo mismo”.
Durante sus siete años en la NBA, Robinson ha sido malinterpretado por muchos de sus compañeros, rivales y entrenadores en jefe. Sus mayores problemas se presentaron en los Knicks de Nueva York bajo la dirección de Larry Brown y Mike D’Antoni, por su manera de ser dentro del camerino y en la cancha.
Robinson se mostró muy enojado cuando Thibodeau lo sacó 30 segundos después de haber marcado un triple restando 7:03 en el partido.
Cuando Hinrich recibió su sexta falta faltando 3:38 y Brooklyn ganaba 81-80, Thibodeau llamó a su base de 5 pies y 8 pulgadas de estatura para su retorno a la cancha.
Faltando 32 segundos, Robinson recuperó un mal pase de Brook López. En otra época Robinson hubiese perdido el control intentando un mal tiro pero bajo la orden de su nuevo entrenador, se tomó su tiempo, vio lo que la defensa le ofrecía y soltó un tiro flotador, evitando a Lopez, quien buscaba bloquear el tiro. De esta manera, le dio una ventaja segura a los Bulls restando 22.7 segundos en el reloj.